martes, 29 de mayo de 2012

Capítulo 1.


Yo no debería de estar en este avión, me dije para mi misma, así era, estaba en un avión rumbo a Mullingar, Irlanda, en vez de estar en mi casa con mis amigos disfrutando del que sería un verano perfecto, mis padres me obligaron a ir allí, ¿Por qué? Porque según ellos era problemática, era cierto, me iba mal en el instituto, a mis 19 años de edad, en vez de estar en la universidad o haciendo un grado superior como todo estudiante ideal, estaba en mi casa, y a veces trabajando, fumaba, bebía, sabía perfectamente que no era la hija perfecta que mis padres querían pero yo era así, ¿se suponía que me tenían que aceptar tal como soy no? Pues al parecer no. Es cierto que hice muchas cosas, las cuales mis padres pasaron por alto, mi madre le decía a mi padre, ’’Déjala, son cosas de la edad’’.  Pero hasta yo reconocía que lo que hice esta vez no tenía perdón.
── Bueno, espero que este viaje haga que cambies y recapacites. ── Dijo mi padre frio y cortante.

── Si, como sea. ── Le contesté besándole la mejilla para después abrazar a mi madre, la cual lloraba. ── Te echaré de menos. ── Le dije, con mi madre no me podía enfadar, ella era la mujer que me dio la vida, que me educó, sin embargo a mi padre no le hablaba, en estos momentos lo odiaba. Me acerqué a mi hermana para abrazarla fuertemente.-Lo siento, te quiero mucho y quiero que lo sepas. ── Le dije después del abrazo, ella solo asintió. Pasaron 15 minutos hasta que en el aeropuerto se escuchó como anunciaban mi vuelo.

──  ¿Enserio tiene que irse? ──  Le preguntó mi madre a mi padre. ── ¿No puede estar castigada aquí? ¿En casa? ── Preguntó de nuevo con los ojos llorosos mientras que yo, al ver a mi padre dubitativo, tuve un dejo de esperanza.

── Lo siento cariño. ── Le contestó a mi madre. ── Sabes perfectamente que si la dejamos aquí se escapará como hace siempre que la castigamos. ── Bufé. ── Y tengo la esperanza de que allí puedas cambiar esa actitud rebelde que tienes. ── Me dijo mientras se acercaba a mí. ── Un cambio de ambiente es lo que te hace falta. ── Dicho esto cogió mi cara entre sus manos y deposito un beso en mi frente para después abrazarme fuertemente, yo simplemente lo abracé, había destrozado un verano perfecto. ¿Qué se creía? ¿Qué por qué se hiciera el cariñoso iba a conseguir algo? Pues no. ── Tienes que irte. ── Me dijo.

── Lo sé, adiós. ── Lo abracé otra vez y me encaminé hacia mi madre y la abracé fuertemente de nuevo. ── Te quiero. ── A ella era a la única a la que le podía decir esas dos palabras. Dicho esto me dirigí hacia la puerta de embarque, mi padre ya se había encargado de facturar las maletas── -Mi padre ya debe de estar feliz, a conseguido que este verano sea el mas horrible de mi vida. ── Dije en voz baja. Seguía maldiciendo a mi padre hasta que, sin darme cuenta, llegué al avión, así que busque mi asiento y me senté. Por suerte nadie se sentaría conmigo, es decir, tenia tres asientos solamente para mi, normal, ¿quién en su sano juicio iría a Mullingar? Odiaba ese lugar, era española pero me crié allí, toda mi infancia estaba allí pero lo odiaba. Y para colmo, mi padre me mandaba a la casa de nuestros antiguos vecinos, allí tendré que soportarlo a el. Sin duda esté iba a ser un verano larguísimo.
No podía quedarme dormida, sin duda dormir en un avión era lo más incomodo del mundo así que decidí hacer lo que mas amaba en este mundo, escuchar música, la música era mi vida. Busqué por toda mi mochila y no encontraba mi Ipod, estaba a punto de morir de un infarto.

── Imposible, ¡si fue lo primero que metí en el bolso! ── Dije ya al borde de un ataque de nervios, por suerte mire mejor y ahí estaba, una paz incalculable recorrió todo mi cuerpo. A los 15 minutos de escuchar música caí profundamente en los brazos de Morfeo .Me desperté con la voz de la amable azafata. Me bajé del avión y fui a por mis maletas, por suerte no tuve problemas, ni las perdieron ni nada, al parecer la gente de aquí se volvió mas eficiente desde que me fui, reí para mi misma por ese pensamiento.
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