jueves, 18 de octubre de 2012

Capítulo 24. Final.


Miré a través de la mirilla, y vi el perfecto pelo rubio de Niall y sus ojos azules. Apoyé mi espalda en la pared, empecé a respirar muy fuerte, creía que me iba a dar algo ahí mismo, cerré los ojos fuertemente y empecé a tranquilizarme y sin abrir la puerta, le hablé.

-¿Que...Que quieres Niall?- La voz se me empezaba a entrecortar, me faltaba poco para empezar a llorar.

-Ábreme por favor.-En su voz se asomó un tono suplicante. –Por favor Mel, ábreme.

-¿Para qué? Para tratarme igual que antes.-Fue imposible contener las lágrimas al decir esa frase. – ¿Para gritarme y tratarme como si no fuera nada?

-No Melany, por favor. –Paró un momento. -Ábreme la puta puerta, por favor.-Repitió con voz firme.

Me aparté de la puerta, para girarme y abrirla, pero no quité la cadenita de seguridad, lo que solo permitió abrirla para ver sus ojos y rápidamente bajar mi mirada.

-Déjame pasar, venga.- Dijo él en tono pausado.

-Dime lo que quieras por aquí.- Suspiró fuertemente.

-¿Enserio es necesario todo esto?

-Si, si lo es.-Contesté fría. –No pienso arrastrarme más de lo que me he arrastrado.

-Melany por dios...-No le deje acabar.

-¡No Niall! ¡Por dios nada!-Esta situación me estaba cansando, quería con todo mi corazón dejarlo entrar, pero por otra parte no, no después de lo que me hizo.- ¿Pretendes que te deje entrar en mi casa después de no escucharme y tratarme como si fuera una....Una cualquiera?

Niall cerró la puerta. Y acto reflejó tomé el paño de esta para abrirla y encontrarme su silueta apoyada en la pared contraria a la de mi puerta.

-Sabía que abrirías si pensabas que me iba.- Fruncí el ceño.

-Vete a la mierda.- Di media vuelta para adentrarme en mi casa, sabía que el había entrado también ya que se escuchó como la puerta se cerraba y como unos pasos me seguían. De repente unos brazos me dieron la vuelta y me pegaron a su cuerpo pero me aparté fuertemente. -Ahora habla.-Le dije cuando me aparté, crucé mis brazos y lo miré fríamente.- ¿Qué quieres?

-Lo siento, lo siento por lo de ayer.- Caminó hacia mí, descruzó mis brazos y me pegó otra vez a su cuerpo y yo otra vez me aparté.- No te di oportunidad de explicarte.

-¿Y ahora qué? ¿Lo vas a hacer?- Lo corté. –No entiendo que te ha dado ahora para que quieras escucharme.

-No, sigo sin querer escucharte. -Levanté una de mis cejas.

-¿Y se puede saber qué mierda haces aquí entonces? ¿Reírte de mí o qué? Vete Niall, vete, no quiero que estés aquí. –Lo empecé a empujar hacia la puerta, ya es lo que me faltaba.

-Espera espera. –Decía mientras me cogía por la cintura. –No quiero escucharte porque ya lo sé todo.- ¿Qué ya lo sabía todo?

-¿Qué? ¿Cómo que ya lo sabes todo?-Pregunté incrédula.

-Esta mañana, Eleanor ha venido y me lo ha explicado todo, que ella fue la que propuso esa apuesta, porque, yo…Bueno, yo.

-Porque tú me gustabas. –Suspiré. – ¡Pero es que eso ya te lo dije Niall! Pero, o eres cortito o no sé. –Se rió levemente.

-Lo sé, pero en ese momento no quería escuchar nada, no quería escuchar la verdad. Lo siento.

- ¿Y si yo ahora no quisiera perdonarte? –Le pregunté desafiante.

-No descansaría hasta que lo hicieras. - En cuestión de tres segundos tiró de mi brazo, para rozar nuestras narices suavemente, y rozar nuestros labios, mientras me susurró un Empecemos de cero, por favor. Instintivamente cerré los ojos. Y me dejé llevar por el besó que siguió a esas palabras, sus labios se abrían paso entre los míos, mientras mis manos entrecruzadas detrás de su cuello, hacían cosquillas en su nuca con la yema de mis dedos. Sus manos bajaron de mi cintura para posarse en mi parte trasera y apretarme más contra su cuerpo, provocando que yo arqueara mi espalda mientras el se inclinaba encima de mi.

-Te quiero.-Susurró encima de mis labios. Toda la tristeza que tenía acumulada de estos días se desvaneció nada más escuchar esas dos palabras. Era increíble como dos simples palabras podían arreglar una situación como la mía, pero claro, esas palabras tenían que ser sinceras y estaba completamente segura que las de Niall lo eran.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Capítulo 23.


En menos de quince minutos ella estaba llamando la puerta de mi casa insistentemente.

-¿Que pasa?- Se preocupó por mi rostro poniendo una mano en mi mejilla.- ¡Cuéntamelo venga!

Subimos las escaleras de caracol a toda prisa para acabar en mi habitación ambas sentadas encima de mi cama en postura de indio.

-¿¡Que pasa!? ¿Porque tanto secretismo? ¿Y esa cara?- Tan solo preguntaba sin parar antes de que me diera tiempo a contestar. Comencé mi relato, le conté todo con pelos y señales, desde que llegué al campo de golf hasta que me fui, ella se quedo más que sorprendida.

-Lo he perdido Els, ya…Lo he perdido y para siempre.-Le dije como pude ya que estaba ahogándome con mi propio llanto.

-No, no digas eso, ya veras que todo se arregla, el no te ha dicho que no quiera hablar, solo que por ahora no.-Dijo intentando consolarme pero era en vano, yo seguía llorando y al parecer las lágrimas no querían dejar de salir.-¿Sabes que te digo? Que esto no se queda así, ahora vuelvo.

-¿Pero a donde vas?-Pregunté sorprendida por su comportamiento.

-A un sitio, ahora vuelvo.-No me dejo contestar ya que al segundo salió de mi habitación.

No se lo pensó dos veces, y a paso firme abrió la puerta de cristal con el tirador. Miró a todo el mundo, y no esperó a que alguien la invitara a entrar, avanzó por el hall del club, hasta encontrarse con otra puerta que la conducía a los campos.

-Perdone, no puede pasar.- Carraspeó fuertemente un chico que vestía un uniforme.

-Debo entrar.- Contestó ella amenazante. -Así que déjeme pasar.-El hombre negó con la cabeza.-Por favor.-Puso en práctica su lado sensual intentando, así, que el hombre la dejara pasar.-Es algo de real importancia, si no, no estuviera aquí, se lo aseguro.-Era muy buena actriz entonces consiguió que el hombre la dejara pasar.- Muchísimas gracias.-Sonrió y siguió su camino.

Lo buscaba con la mirada hasta que lo encontró, un poco apartado de todo, sentando en el césped y con sus manos en la cara, mi amiga sin pensárselo dos veces avanzó hacia el y se colocó enfrente suya.

-Piensas seguir aquí sentado  ¿O vas a hacer algo?- Él levantó la cabeza para ver de quien provenía la voz que le hablaba.- Si, es a ti idiota.- Le dijo sin el mas mínimo pudor.- Levántate y dile que tu también la quieres.- Lo miró desafiante.

-No voy a hacerlo.- Contestó negativamente Niall, mientras miraba hacia otro lugar.

-¿Tu eres gilipollas no?-Él la miró con el ceño fruncido.- ¿No te has dado cuenta de que ella a intentado hablar contigo y explicártelo todo por activa y por pasiva? ¿Tú crees que si ella no te quisiera hubiera intentado hablar contigo? Lo de la apuesta es culpa mía, yo la propuse porque sabía que a ella le gustabas tú.-Le dijo mi amiga. Hubo un silencio incomodo hasta que mi amiga se agachó a la altura de Niall.-Por favor, no sigas con esto, no quiero ver a ninguno sufrir y como sigas así la vas a acabar perdiendo.

-Ella me ha perdido a mi- Rehuyó de la mirada amenazante de Els.

-¿Estas seguro de eso?- No respondió.-Dime Niall, ¿Estás seguro que te ha perdido?-Dicho esto, Niall la miró.-Sabes perfectamente que aún la quieres, un error lo tiene cualquiera y ella te ha querido desde el primer momento, ella no quería hacer la apuesta pero yo la obligué, ella lo que menos quería es hacerte daño Niall, así que, ve a su casa y arreglad las cosas.

 Se levantó, titubeó un par de veces, y ella le hizo un signo de aprobación con la cabeza. Tras esta señal, salió corriendo atravesando todo el campo. Ella solo deseaba que llegara donde le había pedido.

En ese momento yo estaba haciendo la comida, mi padre no volvería hasta tarde ya que tenía una reunión así que comería allí. El horno hizo su peculiar sonido de que la comida ya estaba lista para comer. Puse la mesa, para uno y empecé a comer una rica lasaña que me había enseñado a hacer mi madre. Cuando terminé, retiré la mesa y lavé los platos. Me senté en el sofá para ver que daban por la televisión y de repente el fuerte sonido de alguien golpeando la puerta resonó por todo el salón.

martes, 16 de octubre de 2012

Capítulo 22.


Mi manó golpeaba una y otra vez el sofá, mientras mis lagrimas se derramaban en él. Debía asimilar que él no volvería, no se daría la vuelta y vendría a decirme que lo entendía, porque si yo estuviera en su mismo lugar tampoco podría confiar en la otra persona.

Cobijé mi cabeza entre mis brazos, me levanté de repente y con mi mano tiré la pequeña mesita de cristal, causando que las cosas sobre de este cayeran y se hicieran añicos al chocar contra el suelo, tonta de mi ya que me raje la mano pero ahora mismo nada me dolía más que el hecho de sentirme tan vacía sin Niall a mi lado. Fui a por todo lo necesario para curarme y me vendé la mano, cuando acabé, introducí la otra mano en el bolsillo derecho, el único accesible en mi postura en el suelo. Como loca busqué su nombre en la agenda, y apreté la tecla "Llamar", sollocé y con el final de mi camisa sequé mis lágrimas, quedando la blanca tela teñida de color negro por el maquillaje de mis ojos. El aparato electrónico comunicó dos veces para luego dar señal nula a una llamada entrante, me había colgado. Acto reflejo solté el teléfono de mi mano, por suerte calló en el sofá, a la vez que yo juntaba mi frente con el suelo y las lagrimas brotaban de nuevo de mis ojos.

No me quería levantar, estaban llamando a la puerta, pero hacía caso omiso, oí perfectamente la voz de mi amiga, pidiéndome que le abriera, pero no lo haría, no tuve ni ganas ni ánimos de hacerlo, escuché como metía las llaves dentro de la cerradura, pequeño detalle, ella tenía llaves de mi casa. Cuando abrió la puerta me encontró tirada en el suelo llorando sin parar.

-¡Dios! ¿Por qué no me has llamado joder? Mira cómo estás. –Se agachó para levantarme del suelo pero no quería, insistió varias veces hasta que accedí a levantarme. –Te lo dije, te dije que acabáramos con la apuesta pero tienes que ser tan cabezona y tiene que ser lo que tú digas y mira cómo estás ahora.

 Mi amiga tenía toda la razón del mundo, toda la culpa era mía, mía y solo mía, seguí llorando, sabía perfectamente que esta noche sería muy larga, lo prefería así, para no tener que ver mañana a Niall, pero debía enfrentarme a él y explicarle todo, y decirle que lo quería más que a mi vida. Eleanor decidió irse a su casa, sabía que algo me tenía que contar, pero ella prefirió no decirme nada en ese momento. Subí las escaleras de caracol con gran pesadez como si en vez de pies tuviera dos yunques. Me duché y me puse el pijama, necesitaba descansar. Las 4 A.M. y yo aún seguía despierta. Sonó el despertador a las ocho, y las notables bolsas lilas de debajo de mis ojos denotaban una larga noche sin dormir. Seguían rojos, con las venas notablemente marcadas. Sin ninguna gana me fui a la ducha, me vestí me peiné y bajé a desayunar.

-¡Dios Melany! ¿Has dormido bien? Vaya cara que tienes.-Preguntó mi padre casi horrorizado.

-Tranquilo papá, no he dormido bien, solo eso.-Sonreí falsamente, desayuné y emprendí mi camino hacia el campo de golf.

Caminaba con el bolso de deporte colgado en un brazo, con las gafas de sol puestas, pues no quería que todo el mundo del lujoso lugar me mirara tan solo entrar. Con un hilo de voz pedí a la encargada que trajera mis palos, esperé que el mozo los llevara hasta la puerta que daba al campo. Una vez él desapareció, respiré fuertemente, casi como si me sacara un peso de encima. Tomé el mango de la enorme bolsa, y sus ruedas empezaron a moverse al son de mis pasos. Levanté mi cabeza y a través de mis oscuras gafas lo vi, estaba sentado en el césped con la mirada perdida, la verdad no quería llegar hasta él, me daba miedo ¿y si no quería escucharme? ¿Y si ya no quería saber nada más de mí? Sin darme cuenta llegué hasta su altura.

-Hola.-Dije con un tonto de voz inaudible, un susurro mas bien.

Ni se levantó, con un tono seco y sin mirarme me dijo Coge un palo y empieza. Obviamente no quité las gafas de mis ojos. Tomé el palo y me posicioné, al final parecía que algo si había aprendido con esas dichosas clases.

Niall no fue consciente de que yo llevaba las gafas hasta que no levantó la vista después de seguir la bola que había lanzado con la mirada.

-¿Qué haces con gafas?-Preguntó molesto.- ¡Quítatelas de inmediato!

-No quiero.-Le hice caso omiso y me dispuse a lanzar otra bola. Niall se acercó rápidamente a mí y me quitó las gafas, al quitármelas se quedó algo asombrado por mi demacrada cara.

-¿Qu…Que te ha pasado?-¿Y ahora se preocupaba? Já, que gracia. -¿Y qué te ha pasado en la mano? –Dijo a la vez que cogía mi mano vendada para ver que tenía pero en cuanto noté su mano cogiendo la mía la aparté de un movimiento brusco.

-Nada.-Contesté seca, pero al segundo reaccioné y me dispuse a hablar con el.-Niall, por favor, déjame explicarte lo d…-Y otra vez me interrumpió.

-No Melany, ¡no! Aún no quiero hablar de esto, por favor sigamos con la cl…-Ahora yo fui la que lo interrumpió.

-¡No, Niall no, no quiero seguir con la maldita clase, quiero explicarte y darte mis razones y que te quede claro todo!-Mis ojos se humedecieron.

-¡Esta vez soy yo el que no quiere explicaciones!- Se giró apretó sus dientes con fuerza y volvió a encarame.- ¡Vete!- Ni me moví.- ¡Que te vayas! ¡O no respondo!- Al decir eso me faltó tiempo para coger el bolso y salir de allí, me dio miedo, nunca lo había visto así. Pude ver los ojos de Niall rojos, casi a punto de echar a llorar el también su vena del cuello notablemente hinchada... Y un rostro de completa furia.

A diferencia de Niall, yo ya estaba más que llorando, no porque no me quiso escuchar, si no por cómo me trató. Cuando llegué a la puerta me giré y vi como se pasaba sus manos por su cara. Por un momento nos miramos pero salí de allí corriendo, no quería que me volviera a tratar de aquella forma. Prácticamente fui corriendo a mi casa, solo quería estar en mi cuarto, con mi música y con Eleanor, así que la llamé. 

domingo, 7 de octubre de 2012

Capítulo 21.


Niall ni tan siquiera me miraba. Cuando se dirigió hacia la puerta de salida, desde que Zayn había salido de mi casa ninguno de los dos había abierto boca. Pasaron unos cuantos segundos más y yo no podía mas con ese incomodo silencio.

-Niall…Yo, siento todo este espectáculo.-No me respondió.- ¿Estás bien?-Pregunté.

-¿Una apuesta? ¿Todo lo que ha pasado entre nosotros fue a causa de una apuesta?-¡Dios! Lo sabía.-He dejado a mi novia por TI, y ahora, me vienes con que hicisteis una puesta, que bajo has caído.-Me había tocado la vena sensible.

-Niall, por dios déjame explic…-Me interrumpió, propio de él.

-¡NO! No quiero que me expliques nada.-Se acercó a mí mientras gritaba. -¿Por qué lo hiciste? ¿La apuesta era a ver cuanto tardabas en acostarte conmigo no? Me das asco.- ¡Oh no! Esto ya era demasiado, no se de donde saqué las fuerzas, lo único que se es que mi mano se quedó marcada en su mejilla.

-A mi no me hables así, ¿es que no has escuchado a Eleanor? Ella ha dicho de que iba a la apuesta y POR QUÉ la hicimos.-Remarqué el por qué, iba a seguir hablando, pero me nuevo no me dejó continuar.

-Mira, no quiero seguir hablando contigo, por lo menos hoy, nos vemos mañana en el campo de golf.

-Niall por fav…

-Hasta mañana.-Y así fue como vi su anatomía desparecer por la puerta, me acerqué a esta, me apoyé y me deje caer. Subí mis piernas a la altura de mi pecho y las rodee con mis brazos para así dejar que mis lágrimas cayeran con total libertad. Eleanor bajó de mi cuarto y se sentó a mi lado, me abrazó y me acariciaba el pelo, yo no podía dejar de llorar, no podía. No sé cuánto tiempo pasé llorando pero era lo único que pude hacer en ese momento, aunque quise parar, por Els, simplemente no pude, me levanté del suelo y me encaminé al sofá, dejando a Els en el suelo pero vino conmigo.

-Els, te puedes ir si quieres, estoy mejor. –Mentira, pero no quería amargarla por mi culpa.

-No, yo me quedo contigo…

-¡No! – No la dejé acabar. –Tienes que hablar con Louis antes de que se entere por otro lado.

-Está bien, llámame con lo que sea por favor. –Besó mi frente y se fue.

Ni ganas tuve de irme a mi cuarto, me tumbé cogí la manta que tenía siempre ahí y cerré los ojos, no me dormí solo necesitaba cerrar los ojos y asimilar lo ocurrido. Creí que me moriría ya que vi casi toda mi vida pasar por delante de mis ojos, pero los mas claros recuerdos fueron desde que conocí a Niall hasta hoy, cuando lo conocí, la primera vez que nos besamos, el encuentro en los vestuarios y la mas importante, cuando lo  hicimos. Al recordar eso instantáneamente comencé a llorar de nuevo, y todo por mi culpa, cuando Els me dijo de olvidar la apuesta debería de haberle hecho caso, pero, cabezona yo, no lo hice.