Cuando
ya estaba en el segundo piso me dirigí
al baño a hacer mis necesidades y a lavarme la cara, necesitaba hacerlo, eso me
ayudaba a pensar y a aclarar las ideas. Cuando ya estaba en mi cuarto, me tiré
a mi cama y cogí el mando de la televisión, sinceramente no transmitían nada
bueno, solo programas del corazón, algo que me pone enferma. Bufé apagando el aparato electrónico. Y me senté en forma de
indio en medio de la enorme cama de matrimonio. Sacudí la cabeza varias veces
hasta que me dispuse a saltar de un boté del colchón al suelo. Me cambié mi
ropa por una camiseta ancha que me llegaba exactamente por debajo del culo, no
dejaba mucho a la imaginación.
Introducí
el CD en el reproductor y seguidamente apreté el play. En ese momento sonaba
Take You Down de Chris Brown, amo esa canción y lo amo a el y lo seguiré
haciendo hasta el fin de mis días.
Para
mí la música lo era todo, al revés que mi madre, ella era amante del golf,
bien, pues yo lo era de la música, me pasión era cantar, siempre me quise
dedicar a eso, pero, ya me veis, apuntada en unas estúpidas clases de golf. Asentí
con la cabeza contando internamente los compases de la melodía que me sabía de
memoria, cuando la voz empezó a sonar no dude en empezar yo también con mi
serenata y como no, intentando bailar como Chris.
Nadie nunca me había oído cantar, bueno si, mi padre, pero él no
contaba. Para él todo lo hacía bien y no tenía ningún valor su opinión al
respecto. Sinceramente odiaba que mi padre fuera así, no me iba a enfadar si me
decía que cantaba mal. Estuve prácticamente 2 horas cantando y bailando, en mi
lista de reproducción pasaron canciones desde Michael Jackson, Rihanna, más Chris
Brown, Demi Lovato, me gustaba todo tipo de música, eso si el heavy o rock duro
lo odiaba. Oí como la puerta de la entrada se cerraba, mas no me inmuté papa
debería haber llegado. Seguí con mi "atareada" faena de cantar a
pleno pulmón, cuando la puerta se abrió de la nada.
-¿Se
puede saber qué....?- No terminó la frase. Me di la vuelta rápidamente y creo
que mi boca llegaba al suelo, mis ojos parecían dos platos y mis mejillas
estaban como dos tomates maduros, imaginaos, estaba con una camiseta que se me
veía todo.
-¿Se
puede saber que haces aquí Niall?-Pregunté alterada mientras cogía una chaqueta
que había por ahí, lo sabía, no estaba desnuda ni mucho menos, pero iba muy
‘’destapada’’.
-Definitivamente,
me encanta el verano, con tal de verte así.-Me dijo mordiéndose el labio inferior.
Si ya estaba muerta de vergüenza ahora ¡mucho más!-Estas preciosa cuando te
sonrojas.- ¡Dios, para!
-No
me has contestado, ¿Qué haces aquí?
-Tu
padre.- Se recargó en el marco de la puerta antes de seguir con la
explicación.- Me ha invitado, como la otra vez tuvo que irse...- El contacto
visual no se había perdido entre los dos.
-Bien,
ahora bajo la música, ya puedes irte.- Dije sin hacer caso a lo que me había
contado.
-¿Por
qué me tratas como si fuera una mierda?-Se incorporó, cerró la puerta y se dirigió
hacia mí.
-¿Yo?
Yo no te trato de ninguna forma.-Dije “sorprendida”, tenía razón, lo trataba
así pero no podía darle a entender que era una chica fácil.
-Cantas
genial.-Cambió de tema repentinamente para después colocar un mechón rebelde
detrás de mi oreja. No pude evitar reírme. -¿Por
qué te ríes?-Preguntó con la confusión en sus palabras.
-Lo
dices por cumplir, vamos admítelo.-Le contesté mientras que con mi puño le daba
un pequeño golpe en su hombro.
-Es
enserio, ¿dudas de mis palabras?-Se hizo el ofendido.- Yo me limité a negar con
la cabeza.-Te apasiona la música.-Afirmó.
-Exactamente.
- ¿Y
no has pensado en cantar?-Me cogió de la mano mientras me guiaba a mi cama para
sentarnos.
-Pero
si ya lo hago, me acabas de escuchar.-Dije bromeando.
-No
tonta.-Me dijo con mi mismo tono.-Profesionalmente.
-Claro
que lo he pensado pero, como ya te conté el otro día, mi madre quería que fuera
como ella, ella amaba el golf, yo la música.
-Pero…Se
supone que tú tienes que hacer lo que te gusta ¿no? Por cierto, yo también canto y toco la guitarra.
-Se
supone Niall.-Suspiré. - ¿Enserio?-Le pregunté sorprendida.-Un día me tienes que cantar una canción. -Reí y el me secundó pero al rato se puso serio.
-Trato hecho…Puede
que no quieras hablar de esto, pero, ¿Qué le paso a tu madre?
-Cáncer…-Noté
como mis ojos se empañaron nada más recordarlo, mire hacia abajo, Niall cogió
mi mentón para que lo mirara.
-No
llores peque.-Dicho esto me abrazo con todas sus fuerzas. Como ya te dije, no
puedo ver a una chica llorar, y más, si eres tú.-Eso ya me tocó la vena
sensible. Lloré más fuerte pero lo miré.
-¿Y qué
tiene que ver que sea yo? ¿Qué tengo yo de especial? Además, seguro que también
se lo dices a tu novia.
Se
quedó mudo, durante unos instantes, tan solo frotaba mi pelo, y yo tenía mis
ojos perdidos en algún lugar de la pared, disfrutando del momento, pues era la
primera vez que hablaba seriamente con Niall, y parecía tener el don de
escuchar a los demás.
-No
arruines el momento hablando de esto.- Dijo tras la larga pausa. ¿Que no lo
arruinara? Debía hacerlo, pues mis sentimientos estaban en juego, y la apuesta
también.
-Lo
siento...- Ni me moví de mi posición, mientras él me rodeaba con sus brazos
acabando con un abrazo realmente tranquilizante.-Baja abajo, mi padre debe estar
preocupado.- Soltó su cobijo mientras yo me aparataba, mientras nos quedábamos
mirando a los ojos, él tan solo arqueó una ceja.- Me cambio y bajo.- Sonreí
fingidamente. Asintió con la cabeza, y resopló al levantarse, pues yo aún
estaba medio recostada encima su pecho.
-Nos
vemos ahora.- Sonrío.-No te escaparas ¿verdad?- De nuevo curvó sus labios, le
devolví el gesto y le hice un ademán para que se fuera tranquilo.